lunes, 6 de julio de 2020

Bodegas, un sitio de pescadores durante el periodo Tardío en el norte del Alto Magdalena - Colombia Bodegas, Por German A Peña León, Roció Salas Medellín, Juan Manuel Diaz, y Juan Manuel LLanos

Resumen
 Los resultados que se presentan a continuación forman parte del proyecto titulado “Estudio arqueológico del impacto de la pesca precolombina en la zona de raudales del río Magdalena, durante el periodo Tardío (siglos xi al xii d. C.)” Colciencias - Universidad Nacional de Colombia (Sede Bogotá), desarrollado por el grupo de investigación Arqueología y Ambiente del Instituto de Ciencias Naturales. Este proyecto se propuso abordar la problemática arqueológica del área de influencia de la zona de los raudales del río Magdalena, mediante el estudio de los restos de fauna y, particularmente, de peces migratorios, asociados al análisis de las unidades de paisaje y los contextos culturales que proporcionan el estudio de los materiales cerámicos y de las industrias líticas. Los resultados obtenidos en el sitio de Bodegas 1 indican que fue ocupado por grupos humanos del periodo Tardío en el siglo xi d. C. Los análisis arqueológicos y los estudios de los suelos sugieren que establecieron algunas viviendas y pequeñas huertas sobre el borde de una terraza aluvial media próxima al río, donde se localizan lugares favorables para la pesca, en particular de especies que realizan migraciones intensas durante dos épocas anuales. Los cambios en las frecuencias y la disminución en las tallas de algunas especies de peces podrían estar relacionados con el inicio de periodos más secos que incidieron en su vulnerabilidad. Palabras clave: arqueología, arqueozoología, río Magdalena, Colombia. 

Introducción
 L os peces han constituido uno de los principales recursos alimenticios de la humanidad, siendo la pesca una actividad de subsistencia milenaria. Sin embargo, la acción intensa del hombre sobre la naturaleza y los efectos de los cambios climáticos han originado en varios lugares del planeta efectos negativos que han perjudicado notablemente esta actividad. Las condiciones actuales de la cuenca del río Magdalena son un triste ejemplo de esta situación, originada por el deterioro ambiental y la explotación excesiva del recurso pesquero. Durante las últimas dos décadas, estudios arqueozoológicos han propuesto que la información derivada de los análisis de fauna arqueológica debe ser tenida en cuenta para la solución de problemas urgentes de conservación en la actualidad. Una de las grandes ventajas de la información arqueozoológica es su amplio espectro temporal, que por lo general puede abarcar siglos o milenios, lo cual le permite aportar elementos de análisis imposibles de reconocer en los estudios biológicos o ecológicos actuales, que cubren periodos relativamente cortos. Los datos arqueozoológicos pueden contribuir a resolver problemas relacionados con el uso sustentable, la conservación y la restauración de ecosistemas o de poblaciones particulares que habitan o habitaron en áreas específicas (Lyman 1996; Grayson 2001; Frazier 2007; Wolverton y Lyman 2012). Es posible además reconocer los periodos en los cuales se presentan fenómenos climáticos que ocasionan alteraciones en composición, frecuencia y diversidad de las especies aprovechadas por los grupos humanos y que podrían ser interpretadas erróneamente como sobreexplotación del recurso (Lyman 1996; Sandweiss et- al. 2004). El estudio de la explotación actual del recurso pesquero en la cuenca del río Magdalena es reciente y comprende, principalmente, las cinco últimas décadas. Hoy sabemos que esta cuenca fue considerada en el siglo pasado como la más productiva del país en cuanto a explotación de este recurso. En 1970 llegó a registrar valores cercanos a las 80.000 toneladas, sin embargo, en la década de 1990 se registran valores inferiores a las 10.000 toneladas. Esta situación considerada catastrófica, tanto desde el punto de vista biológico como económico y social, se debe a factores como el deterioro ambiental, los fenómenos climáticos y la sobreexplotación del recurso (Mojica 2002; Galvis y Mojica 2007). 

Una de las principales áreas de pesca se localiza en la zona de influencia de los raudales del río Magdalena, entre los municipios de Honda (Tolima) y Puerto Bogotá (Cundinamarca). En este lugar se reconoce anualmente con intensidad el fenómeno migratorio de los peces del río Magdalena, conocido como “la subienda”, el cual tiene lugar durante la principal estación seca del año, entre los meses de diciembre y enero, y constituye la principal temporada de pesca. En esa época del año, varias especies de peces abandonan las ciénagas, toman el curso principal del río y recorren grandes distancias en contra de la corriente, en búsqueda de las aguas claras y oxigenadas de ríos y riachuelos tributarios. Cuando comienza la temporada lluviosa, los peces inician su retorno hacia las zonas bajas; el aumento del nivel de las aguas coincide con la reproducción de varias especies, cuyos órganos se han desarrollado y madurado durante la migración. El ciclo termina con la llegada de miles de larvas y huevos, acompañados de los adultos sobrevivientes a las ciénagas y planicies inundadas, donde hallarán abundante alimento y protección. A este retorno se le conoce popularmente como “la bajanza” y suele ocurrir entre los meses de marzo y junio. En Colombia se presenta una corta temporada seca durante el mes de agosto, lo cual origina migraciones a menor escala entre los meses de junio y septiembre, conocida como “subienda de mitaca”, y de septiembre a diciembre la “bajanza de mitaca” (Anzola y Uribe 1989). La zona de influencia de los raudales del río Magdalena fue habitada desde tiempos prehispánicos por grupos humanos que ocuparon las regiones del norte del Alto Magdalena y del Magdalena Medio durante el periodo Formativo, entre los siglos v y i a. C. (Cifuentes 1993; Peña 2013), y durante el periodo Tardío, entre los siglos vii y xvi d. C., al cual pertenecen las últimas comunidades indígenas que entraron en contacto con los conquistadores europeos (Reichel-Dolmatoff y Dussán 1944; Castaño y Dávila 1984; Cifuentes 1993; Gómez y Hernández 1996; Díaz 2014).

 El presente artículo abordará la problemática arqueológica del área de influencia de la zona de los raudales del río Magdalena, ocupada por grupos humanos del periodo Tardío durante la segunda mitad del siglo xi d. C., mediante el estudio de los restos arqueozoológicos asociados a los vestigios culturales (cerámica e instrumentos líticos) recuperados en el sitio arqueológico de Bodegas 1. El objetivo principal es contribuir al conocimiento de la explotación del recurso pesquero, aplicando conceptos y métodos procedentes de la arqueología, de la arqueoictiología, de la ecología y de la arqueología del paisaje. 

Materiales y métodos

 El sitio de Bodegas 1 fue investigado durante las temporadas de campo realizadas en el año 2011. Teniendo en cuenta los resultados de las exploraciones anteriores, se procedió a realizar series de pozos de sondeo y perforaciones con barreno, con el fin de conocer los horizontes de suelos con evidencias culturales y delimitar las zonas con mayor densidad de restos de fauna. Una vez localizada dicha zona, se procedió a delimitar un área de excavación de 8 m2 , la cual fue excavada por niveles de 5 cm, con control estratigráfico y registro gráfico (planos a escala) y fotográfico de cada uno de los niveles. Durante la excavación fueron recuperados fragmentos de cerámica, artefactos líticos, restos óseos y vestigios vegetales. También se tomaron muestras de carbón vegetal procedentes de cada uno de los niveles para análisis de radiocarbono. Al final de esta se realizó la delimitación física de cada uno de los horizontes de suelo, su registro gráfico a escala y fotográfico, así como la toma de muestras de cada uno para los análisis edafológicos pertinentes. Asimismo, se realizó un análisis fisiográfico del sitio en relación con los paisajes circundantes, se identificaron las unidades de paisaje correspondientes y se efectuó un análisis formal, de acuerdo con los criterios metodológicos propuestos por Criado (1999). 
Los materiales cerámicos, líticos y restos de faunas con tamaños mayores a 2 cm fueron excavados directamente con palustres medianos, espátulas y brochas para ser recuperados a mano. Sin embargo, teniendo en cuenta que la mayoría de las especies de peces que componen la subienda del río Magdalena presentan tallas pequeñas, fue indispensable implementar un sistema de mesas de cribado en el cual se emplearon tamices rectangulares de aluminio con mallas de acero inoxidable de 2 mm de luz y agua a presión controlada con regaderas manuales. Por medio de este sistema se procesó la totalidad de los suelos excavados en este sitio. 

Todos los materiales arqueológicos fueron trasladados al laboratorio de arqueología del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia (icn-un), donde fueron lavados con agua y cepillos finos y marcados con los códigos asignados para cada nivel de excavación, siguiendo el consecutivo de colección correspondiente del kardex de las colecciones arqueológicas del icn-un.

 Las muestras de restos óseos obtenidas mediante el empleo de las mallas finas fueron lavadas en tamices con mallas de 1 a 2 mm y una vez secas fueron trabajadas por un equipo de tres estudiantes y un auxiliar de investigación, quienes por más de cuatro meses se dedicaron a separar en forma manual miles de pequeños restos, principalmente de peces, que se encontraban entre sedimentos finos de arenas y fragmentos de roca. Durante este proceso se emplearon tres lámparas con lupa (10 x de aumento), pinceles y pinzas metálicas.

 Las identificaciones anatómicas y taxonómicas de los restos de fauna se basaron en la observación de las características morfológicas de los especímenes arqueológicos que permiten realizar comparaciones con elementos homólogos procedentes de la colección de referencia de especies actuales del laboratorio de arqueología de icn-un. En esta labor se emplearon tres lámparas- lupa (10x) y un estereoscopio (Wild Heerbrugg) con magnificaciones de 10x a 45x. Una vez efectuadas estas identificaciones, se hicieron análisis cuantitativos que tuvieron por objeto estimar su abundancia relativa de cada uno de los taxones identificados. Dichos estimados se realizaron con base en el número de restos diagnósticos o identificables (nr), a partir de los cuales se efectuó un estimado del número mínimo de individuos (nmi). Para desarrollar dicho parámetro se tuvieron en cuenta criterios señalados por Klein Richard y Cruz-Uribe (1984) y por Reitz y Wing (1999).

 Además de los anteriores análisis, otra herramienta que permite valorar el impacto de estas antiguas comunidades de pescadores sobre las poblaciones de peces más consumidas consiste en la construcción de modelos alométricos, basados en colecciones de ejemplares actuales, las cuales permiten reconstruir las tallas y los pesos de individuos arqueológicos, así como su comportamiento. Los resultados, organizadas por rangos y analizados a través de la ocupación del sitio arqueológico, permitieron identificar los cambios que posiblemente se presentaron en algunas especies como consecuencia de su explotación intensiva o de la influencia de fenómenos climáticos. La construcción de estos modelos se basa en trabajos previos llevados a cabo por Casteel (1976), Morales y Rosenlund (1979), Wheeler y Jones (1989), Desse y Desse-Berset (1996) y Peña (2013). Durante cada uno de los análisis efectuados con todos los materiales arqueológicos, los datos fueron consignados en fichas que posteriormente conformaron bases de datos de cerámica, lítico y fauna diseñadas en el programa spss.

 La identificación taxonómica de estos vestigios de flora tomó como base la colección científica de semillas contemporáneas del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. Los elementos fundamentales para una determinación acertada de los vestigios fueron los rasgos morfológicos diagnósticos que se conservaron: tamaños, formas y ornamentación de superficie. Para la descripción morfológica de las semillas arqueológicas se utilizó un estereoscopio Wild Heerbrugg de magnificación 50x y una lupa de magnificación 10x

Para el estudio de la cerámica se procedió a realizar un análisis tipológico en el cual se tomaron como cualidades básicas las características visibles de la pasta, el acabado de superficie y la decoración, siendo esta última la que mejor permitió identificar los tipos presentes en la muestra obtenida. Dada la presencia de fragmentos diagnósticos como bordes y bases fue posible realizar un análisis formal de la muestra, lo que permitió identificar formas asociadas a determinadas funciones. En algunos casos fue posible hacer una reconstrucción aproximada de vasijas y estimar su tamaño. A partir de las técnicas utilizadas y los diseños plasmados, también se cuantificó la decoración.

 Los elementos líticos se analizaron teniendo en cuenta sus características morfológicas y funcionales. Dicho análisis se centró en las superficies activas, con huellas de uso, por lo que la forma perimetral del objeto pasa a un segundo plano. Los macrorrestos identificados son el resultado de la combinación de diferentes procesos de manufactura, uso, actividad postdepositacional y, finalmente, de la excavación y manipulación por parte del arqueólogo. Estos rastros deben ser estudiados como un todo (Babot 2004; Llanos 1997, 2001; Peña 2013; Pinto 2003; Pinto y Llanos 1997). Esta información es complementada con aquella proveniente de la materia prima seleccionada, las fuentes y el tipo (canto rodado, bloque o lámina), las técnicas de elaboración (talla-pulido), el soporte (lámina, lasca, núcleo o desecho), la forma perimetral, el ángulo del borde usado, los indicadores (tamaño y grosor) y el estado de conservación (fragmento-completo).

 Resultados 

El sitio arqueológico Bodegas 1 fue localizado cerca del borde de una terraza aluvial en la zona transicional entre una terraza baja y una terraza media (próxima al borde del río), ubicada a una altura de 218 msnm en las coordenadas 18N 0529994 0578093 (véase figura 1). En este sitio se identificó un montículo artificial levantado 1,5 m, de aproximadamente 50 m de largo por 6 m de ancho, dispuesto en el borde de la terraza media, donde



se halló el área con mayor concentración de materiales arqueológicos y se efectuó el corte mencionado anteriormente. Durante esta excavación se recuperó una buena cantidad de fragmentos de cerámica e instrumentos líticos, semillas y miles de restos óseos, principalmente de peces, que fueron obtenidos tanto directamente (huesos más grandes) como mediante el empleo del sistema de cribado de la totalidad del suelo excavado (véase figura 2). 

Los materiales arqueológicos se depositaron en tres horizontes de suelo, denominados A, Abp y Bbp. Como resultado del análisis de dos muestras de carbón vegetal se obtuvieron dos fechas, correspondientes a dos momentos de una ocupación continua, con notables concentraciones de materiales arqueológicos. La primera, de 920 + 30 ap (1030 d. C.), está relacionada con el contacto entre los horizontes Abp/Bbp, y la segunda, de 880 +30 ap (1070 d. C.), se asocia con en el horizonte Abp. Los resultados de los análisis de fósforo total, que en algunos casos supera las 6.000 ppm, evidencian el uso antrópico muy intensivo, probablemente como consecuencia del aporte de restos óseos de peces y otros desechos orgánicos. En los alrededores del área excavada se identificaron evidencias de suelos agrícolas con importantes aportes de materia orgánica. 

Análisis de la cerámica 

Los materiales analizados corresponden a 5.211 fragmentos de vasijas recuperados sistemáticamente en el corte estratigráfico realizado. La muestra está compuesta principalmente por fragmentos de cuerpo sin decoración, seguidos de bordes, bases y hombros. Esta cerámica presenta elementos comunes, principalmente en cuanto a formas y decoración, con otros tipos descritos para la zona por Cadavid (1970), Hernández (1980), Rojas de Perdomo (1975), Gómez y Hernández (1996), Castaño y Dávila (1984) y Díaz (2014). Como resultado del análisis se identificaron cuatro tipos cerámicos, tres de los cuales retoman las denominaciones propuestas por Cadavid (1970) en las que se agrupan y simplifican los demás tipos definidos en esa misma investigación; estos se denominaron: 

Honda Crema Fino (73,8%), Honda Roja Bañada (15,9%) y Honda Crema Burdo (5,6%). El cuarto tipo no se relaciona claramente con las clasificaciones anteriores y se propuso la denominación Honda Naranja Fino (4,3%). Las proporciones de esta cerámica presentan un comportamiento similar durante la ocupación del sitio (véase figura 3).

 Las formas identificadas fueron: platos (46,5%), cuencos (30,7%), ollas subglobulares (8,8%), copas (11,7%) y con menor frecuencia ollas globulares (0,7%) y olla-cuenco (0,6%). También se identificaron volantes de huso (0,6%) y rodillos (0,6%). El plato es el recipiente más común presente en toda la ocupación del sitio, con predominio al final de ella (véase figura 4). Están asociadas principalmente con el tipo Honda Crema Fino y ausentes en el tipo Honda Roja Bañada. Son generalmente planos y de gran tamaño, por lo general sin decoración; solo algunos pocos con decoración impresa de estera. Probablemente fueron empleados para servir alimentos, aunque otros pudieron ser usados en la preparación, a juzgar por la presencia de ahumado y restos de carbón. El cuenco representa la segunda forma de vasija más frecuentemente empleada durante toda la ocupación del sitio, exceptuado el final de esta, al parecer sustituido por el uso de plato, situación que puede indicar un cambio en la manera de preparar y servir alimentos o un cambio en el tipo de alimentos consumidos (véase figura 4). Los platos tienden a ser semiglobulares, con borde recto, por lo general de tamaño mediano y decorados con diseños geométricos de líneas incisas simples e intermitentes, están asociados principalmente al tipo Honda Crema Fino, seguido del tipo Honda Roja Bañada. Probablemente fueron empleados para servir alimentos y en algunos casos su uso pudo ser ritual.

 Las ollas subglobulares están presentes sobre todo durante la etapa media de la ocupación del sitio. Tienen por lo general base ovoide, cuello alto convexo recto y estaban decoradas con diseños incisos simples y delgados, combinados con impresión, apliques y, en los casos en que no hay incisión, se utilizó la técnica de corrugado en el cuello de la



vasija. Esta forma se encuentra en todos los tipos identificados, pero más en el Honda Crema Fino. Se empleaba quizá para almacenar líquidos u otros productos, aunque también podrían haber sido utilizadas como urna funeraria. Las ollas globulares menos representadas son recipientes generalmente de cuello corto convexo y recto y cuerpo globular, decoradas con diseños incisos e impresión en el borde y en el cuerpo de las vasijas; su uso pudo estar relacionado con la preparación de alimentos sin calor y con el almacenamiento. Las ollas cuenco, presentes en menor proporción, poseen cuerpo semiglobular o subglobular y cuello recto o convexo, decorados con incisiones simples e intermitentes acompañadas de empaste e impresiones.

 Las copas predominaron en el comienzo de ocupación del sitio (véase figura 4). Presentan base troncocónica y cuerpo semiglobular. Algunas bases de pedestal cerradas por debajo presentaban orificios a manera de ventanas y contenían esferas de arcilla, de tal manera que producían un sonido como de sonajeros. La decoración principal es la impresión de muescas en la base, con incisiones delgadas formando diseños simples en la parte superior de las vasijas. Esta forma no se encuentra asociada al tipo Honda Crema Burdo. Su función era servir y algunas estarían relacionadas con actividades rituales.


 La técnica decorativa más frecuente fue la incisión delgada o simple (32,2%), seguida de la incisión ancha (29,8%) y los apliques de tiras verticales y serpentiformes (14,5%). En cuanto a los diseños, predominan los lineales simples que describen una malla (36%), los lineales simples oblicuos que forman un diseño de espina de pescado (14,8%) y los lineales simples geométricos, que en la mayoría de los casos incluyen espirales en los diseños (13%) (véase figura 5). Análisis de la industria lítica La muestra analizada fue de 2.770 elementos. De este conjunto, 2.741 (99,1%) corresponden a elementos lascados (véase figura 6) y los restantes 29 (0,9%) a herramientas pulidas. Las materias pri-

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